domingo, 8 de diciembre de 2013

Nueva mudanza

Todo el puente liada con esto del blog... No hemos ordenado el despacho, ni colgado los cuadritos del salón, por no hablar de hacerle el paralelo al coche, claro.

Yo investigando, tecleando y desesperándome con las plataformas de estos mundos del blog y el Cielo escuchándome, sentándose a mi lado y aguantando que le robe el ratón cuando intenta probar algo, pero lo hemos (casi) conseguido: el blog se ha mudado.

Y esta es su nueva dirección:


Por favor, por favor, por favor, volved a entrar en los posts, investigad las categorías y las etiquetas y contadme cosas. Que me hace una ilusión tremenda ver las visitas a cada entrada...


Y aprovecho para daros las gracias: estoy muy ilusionada con el blog, con mil ideas paseando por mi cabeza a todas horas, y vuestras palabras de apoyo hacen que sea una experiencia aún mejor. 

¡Gracias y os espero en el nuevo dominio!

viernes, 6 de diciembre de 2013

Hay personas que

Mujeres llevando agua, por el Primer Sol (2010)

Hay personas que, por su mero existir, hacen del mundo un lugar mejor. No están en los medios, no reciben honores ni las buscan personajes ilustres para recibir su consejo, pero te cambian la vida con una palabra, un gesto o la forma de andar por ella.

Yo que soy rica en amores, grandes y pequeños, tengo la suerte de convivir con personas así todos los días. Vaya por delante que mi suerte no es haberlas encontrado entre la multitud, que mi suerte es tener la capacidad de verlas, donde quizá otros miran y ven normalidad...

Me falta blog e internet incluso para dar una pincelada de todas y cada una (están en mi casa, en mi trabajo, caminando por la calle, tienen un registro en mi agenda o leo lo que escriben en su blog), pero aquí van unas pocas, sin orden ni concierto.

Una mañana lluviosa en Goya, muy prontito, en 3º. de BUP, un señor con barba parado bajo un soportal, me sonrió desde su paraguas. No pude evitar mi sonrisa, nació sola sin que me diese tiempo a hilar un pensamiento, y juro que el gris del día se iluminó. Puede no parecer una gran gesta, pero recuerdo ese momento con todo detalle, y a veces me sorprende y me sigue arrancando una sontisa. Desde entonces, y por otras razones que contaré en algún párrafo, sonrío aleatoriamente a la gente por la calle.

En esa etapa de mi vida se forjó mi Yo, mi núcleo, al que me remito cuando vivo una crisis existencial y no sé qué hacer o a dónde ir, el que intento que prevalezca sobre otras cosas que no me definen, el que me ha motivado a empezar el blog y a sacar todas esas cosas que sí me definen. Los artesanos, entre otros, fueron mis queridos profesores y mis compañeros. 

No recuerdo los prolegómenos de la Primera Guerra Mundial ni las declinaciones de latín (bueno, un poco sí :) pero me enseñaron a analizar los temas, a desgranarlos, a comprenderlos, a hacerlos sencillos y, por el camino, a amar el conocimiento. Me hicieron ver lo grande que es el ser humano por las cosas que es capaz de crear, de comprender, de aprender. Me dieron herramientas para estudiar el mundo e interesarme por él, y desarrollaron capacidades que me acompañan hoy en muchos ámbitos. Me dieron herramientas para que yo a mis hijos hoy, pueda transmitirles ese mismo amor por el aprendizaje. Y me enseñaron a apreciar el trabajo bien hecho, con mimo y dedicación. Para cada uno tengo un pensamiento, para los que están y para los que ya nos dejaron.

Para mis amigos tendré que hacer otro post, que de verdad soy multimillonaria, y sería tan injusto dejar a alguien fuera... 

Y otro para post mi madre, claro, aunque lo mismo necesito unos cuantos... Por mi madre sé que el amor es infinito, y la generosidad, su fruto más dichoso. Curiosamente, eso mismo me han enseñado mis Soles... Todos mis post son de y para ellos.

Hay una persona que es quizá la que más ha enriquecido mi vida. Seguramente lo vislumbraba desde pequeña, pero tuvo que irse para que fuese plenamente consciente del ejemplo vital que me ha regalado, moldeándome más de lo que puede haberlo hecho la genética. Mi abuelo, con sus acciones del día a día, me enseñó que estamos aquí para hacer felices a los demás, y que tu vida no es algo que venga determinado por las cosas que te pasan, sino por cómo te enfrentas a ellas. 

Hacer feliz a alguien no es la cosa más difícil del mundo, sino algo tan sencillo como soltarle un piropo gracioso a la vecina del tercero cuando pasa cerca del banco en el que lees el periódico (aunque pese 100 kgs y vaya en bata), guardarle el perro a un amigo que tiene que hacer un recado, darle un caramelo algo maltrecho a un niño (siempre llevaba caramelos en el bolsillo, siempre) o preguntarle a una chica qué tal está su madre, que hace unos días se encontraba mal. Lo feliz que hagas a la persona que recibe tu atención es directamente proporcional a la capacidad que tenga para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida...

Lo de las cosas que te pasan es algo más complicado, porque hay que estar hecho de una determinada pasta para ver el vaso medio lleno. Lo paradójico es que, en nuestro día a día, y sin desgracias de por medio, siempre está medio lleno, y las cosas buenas superan con creces las malas; sin embargo hay personas que se concentran en sentir la china en el zapato sin reparar en el campo de flores sobre el que caminan. Mi abuelo me enseñó a saber mirar y a encontrar las cosas maravillosas que están en todas partes, esas que hacen que sonría cada mañana y disfrute de instantes invisibles a los ojos de otros menos afortunados.

Hay personas que, para el que sabe ver, hacen que la vida tenga sentido. Entre ellas el Cielo sobre el que puedo vislumbrar cualquier horizonte...

martes, 3 de diciembre de 2013

Receta para crear una refamilia


Marciano, por el Pequeño Sol (oct 2013)

Ingredientes 
(ajustar las cantidades y cualidades a la obtención de la refamilia deseada; las cantidades de cada ingrediente variarán a lo largo de la vida de la refamilia)

  • Una medida de Ella: mujer de 34 años descasada desde hacía año y medio, con dos hijos. Ya había pasado el duelo del divorcio y empezaba a ser nuevamente Ella, con un recién estrenado trabajo conseguido a golpe de estudio contra viento y marea. Sus soles son las luces que la habían guiado y sostenido por todas las tinieblas pasadas. Como madre, su preocupación última es enseñar a sus hijos a ser felices, por ellos mismos y por encima de las circunstancias, a disfrutar las pequeñas cosas del día a día y a buscar el aprendizaje en sí mismo, siempre respetando y cuidando de los demás. El resto no es lo primero y ya vendrá.

  • Una medida de Él: hombre de 38 años con un año de ventaja en su estado civil de divorciado, pero aún con camino por recorrer, padre de dos hijas. Centrado en su trabajo y sus niñas, terminaba un Máster que iba favoreciendo su crecimiento personal. Su generosidad personal y entrega le hace valedor del apelativo “bueno” entre sus compañeros, aunque a veces aparece “el talibán” cuando no logra hacerse con la situación. Como buen ingeniero, casi todo es medible y susceptible de encaje en algún cuadrante, poco amante de la sorpresa y defensor del control. 

  • Una pizca de Primer Sol: por esas fechas un niño de 5 años y medio, cariñoso y responsable. Con baterías de preguntas que siempre tienen una respuesta acorde a su edad, tiene muy clara su vida y no se deja influir por el qué dirán (fue el primer niño en ir a danza en el cole). Es muy reflexivo y maduro y su hermano es su mejor complemento, siempre juntos. Es “el guapo” y lo sabe. Tanta perfección provoca que en ocasiones adolezca de un poco de suficiencia.

  • Una pizca de Segundo Sol: con 3 años y medio en aquellos días, es la alegría y el trasto de la familia. De inteligencia rápida e imaginación portentosa, tiene una sonrisa para todo el mundo; fiel seguidor de los dictados de su yo, ha desquiciado a más de uno. Futuro ganador de un Óscar a la interpretación, es fan número uno de su hermano mayor. Es “el salao” y lo aprovecha. 

  • Una pizca de Estrella Mayor: por aquel entonces a punto de cumplir los 7, es la rebelde de un sistema no parametrizado para ella: creativa, artística, magnífica narradora, no soporta los deberes y otros lastres. Durante mucho tiempo princesa, vadea como puede el destrone. Generosa como su padre, tiene casi siempre un pensamiento para los demás. A veces necesita un empujoncito para emprender nuevas aventuras.

  • Una pizca de Estrella Menor: 3 años recién cumplidos, traviesa, pizpireta, capaz de arrancarle una sonrisa al más pintado. Busca la atención de su hermana mayor pero no siempre lo consigue. Con un sentido del humor impropio de su edad, siempre te queda la duda de si va en serio o eres víctima de sus encantos.


Preparación

Para la base inicial

Se inicia una relación entre personas adultas, con kilos de experiencia a sus espaldas y una cierta intuición de lo que se quiere y lo que no. Es preferible que se tenga la fortuna de encontrar a quien nos complemente, como alma y como proyecto de vida, y en lo que no ayuden los hados, añadir a la receta grandes dosis de tolerancia, generosidad y empatía. Todo lo que merece la pena, requiere un esfuerzo.

En el momento de la preparación de la base no se piensa en el plato final, sino que se los ingredientes se dedican, principalmente, a saborearse y disfrutarse. Si la base no fragua adecuadamente, se resquebrajará al añadir el relleno.

Para el relleno

Una vez se tiene claro el relleno deseado, se inicia su preparación, a fuego lento, despacito para que vaya cuajando en el más pausado de la relación, pero lo suficientemente vivo para que no desespere al más impaciente. La vida tiene tiempos que son más sabios que los tiempos de las personas.

Dada la delicadeza de los ingredientes a incorporar, hay que ir introduciéndolos poco a poco en la receta, especialmente si están en diferentes grados de maduración, evitando las etiquetas y dejando que se relacionen, se conozcan y se quieran de manera natural.

De esta forma, las pizcas irán cobrando protagonismo en la receta, y pedirán homogeneizar la mezcla, queriendo pasar cada vez más tiempo juntos, entre ellos y con los ingredientes primigenios.

En ocasiones, se pueden mezclar ingredientes primigenios con un grupo de pequeños ingredientes pero no con el otro, para ir forjando vínculos necesarios para el buen fin de la mezcla. En ningún caso hay que descuidar la maduración de los ingredientes iniciales, que deben mimarse y construir su propia relación.  

Para la cobertura

Una vez conseguida la mezcla óptima y madurados todos los ingredientes para que estén a la sazón, se vuelcan en un molde apropiado, ni demasiado grande, ni demasiado pequeño. Téngase en cuenta que con los ingredientes mezclados, se obtendrá un plato que realzará las propiedades de cada uno, y subirá la mezcla en el horno. A partir de este momento, el plato preparado será el que los ingredientes construyan para sí, y recibirá el nombre de refamilia. ¡A disfrutar y chuparse los dedos!



Nuestra receta lleva cociéndose dos años y poco, y llevamos en el mismo molde casi medio. Me inventé el término un día, cansada de explicar que éramos dos familias juntas, una “requetefamilia”, y como ésa, inventamos cosas todos los días, para construir algo que no tiene manual, como casi nada en la vida. Todos nos hemos adaptado a nuestra nueva realidad, creciendo. Somos los seis muy distintos y buscamos la fórmula que nos complemente y enriquezca a todos y, de momento, nuestros pasos nos llevan por el camino de la felicidad del día a día, que es el que lleva a la Felicidad.

En otras entradas iré desgranando la receta para que se entienda ;)



mi GRAN busca y encuentra

Todo blog que se precie tiene su Estoy leyendo, pero a servidora ya no le da la vida... no por horas de vigilia, que yo soy de las que creo que no hay mejor motivo que el propio interés, sino por (in)capacidad de concentración. 

No sé si es la edad, la variedad de tareas entre las que deambulo, la ineptitud para vaciar mi mente, mis múltiples hilos de pensamiento o la refamilia, pero el caso es que no me concentro. No hay manera. Casi nada me engancha. He pasado del libro a la semana, al libro mensual, si llega... De hecho, era de las que, cuando alguien me decía "uy, yo antes leía muchísimo", pensaba "no serías una lectora de verdad, como yo. ¡Yo nunca dejaré de leer!". Intolerancias de la inexperiencia vital, qué le vamos a hacer...

En fin, que voy a cambiar el Estoy leyendo por un Estamos leyendo, que eso sí lo hacemos :)

Voy a empezar por un libro sin muchas letras, pero que les encanta y hace que sus cabezas se junten en cada página. El título no deja mucho margen a la imaginación: es un libro en formato enoooorme (no cabe en la estantería más que tumbado sobre el resto) y hay que buscar y encontrar diversas y divertidas figuras en los escenarios más variopintos.

 

 

La diferencia con el clásico Wally es que al mayor no le costaba demasiado encontrar las cosas (7 años, vista de lince; es al que encargamos buscar todo lo que se cae), pero el pequeño estaba muy perdido (5 años, capacidad de búsqueda heredada de su madre, que "no encuentra agua en el mar"), y con este libro buscan los dos. 



 





Las Estrellas no lo tienen muy visto, así que el próximo fin de semana juntaremos cuatro cabezas y 40 dedos sobre el papel, multiplicando quejas ("quítate, que no veo") y diversión.

Impresiones de primera mano.

Yo: "¿Qué es lo que más os gusta del libro?"

Soles: "Que hay que encontrar cosas chulas." (son chicos, agradezco que no hayan dicho un mero "Bien", que es la moda de las respuestas a mis preguntas tipo "¿Qué tal el día/la peli/el fin de semana?")

Yo: "Chulas ¿como qué?" Aquí vamos mejor, cerrando algo más el abanico de respuestas.

Soles: "Chulas como el niño haciendo pis y el superhéroe". Lo de la o subrayada de chicos no es baladí...  "¡Y sale Scooby Doo!" Desde luego eso es un punto muy positivo...


El próximo tendrá más letras, que ya lo tengo elegido ;)


P.S.: Perdonad la calidad y disposición de las fotos, pero ni la fotógrafa ni el editor de texto son muy fiables...